Juan Hernández Luna

Un tuit de Gerardo Sifuentes me lo dijo, un post en mi muro de FB de BEF, me lo confirmó. Juan Hernández Luna murió hoy.

Lo conocí en el 95, creo, recién se había publicado Quizás otros labios. Me fascinó, estuvo con Paco Taibo en la presentaicón de los libros que Roca estaba publicando bajo la coelcción La llave de cristal y que eran puras novelas policiacas.

Devoré Quizás otros labios y pedía más.

Tuve más. Por esos años mi carnal Shankar y yo vendíamos los libros que habían quedado de La Historieta, el poryecto librero de Fritz glockner y Guape Bátiz.
Entre esos saldos quedaba una colección de novelas negras que había editado la U de G. Naufragio se encontraba entre ellas. Cuando Juan se enteró de que yo la tenía insistió en comprármela, cosa a la que no accedí nunca, pero fue más necio que yo. Me dejó el dinero en la mesa y se la llevó. No tenía el ejemplar.

Lo leí cada vez que se asomaba algo de él, me sorprendió siempre su buena leche, el amor por sus amigos y su enorme mirada. Era un escritor que también se apostaba políticamente, cosa que respeto mucho entre los escritores, y eso hizo que se lanzara al DF a la aventura del entonces nuevo gobierno democrático de aquella ciudad.

Recuerdo con especial cariño las tertulias, borracheras en casa de Gerardo Porcayo, El Lobo, no tuve mejor escuela de literatura de la buena.

Con los años cada cual se fue apostando por sus proyectos, sus derroteros.
No recuerdo cuando fue la última vez que lo vi, pero fue hace mucho tiempo, sin duda.

Ahora, hoy, está muerto.

Y tengo Quizás otros labios junto a la computadora. El capítulo Recuerdos que hablan de... me ha servido infinidad de veces para explicar mi amor por esta ciudad, la de Puebla. Nunca he leído algo que describa y retrate tan bien la ciudad que yo vivo.

Celebro a Juan. Celebro sus libros y celebro que le haya dado la literatura a los policías de Neza.

Imágenes posmodernas: el tuiter, el FB, la policía leyendo el Quijote.

salud y buena estrella donde quiera que estés Juan, te fuiste, como la gente decente y buena, demasiado pronto.