jueves

La banda sonora de lo que viví...

Ya un año Negra.
Ni se te nota, pero a nosotras nosotros, vaya que se nos nota la tristeza, la ausencia. Esa freudiana orfandad que se siente sin tu canto que llegaba de una caverna llena de velas encendidas.
Te extraño Mercedes, mucho.
Una vez revisando entre los elepés viejos de la familia me encontré uno cuya portada era una foto en blanco y negro de tu rostro. Yo tenía 12 años y necesitaba nuevos argumentos musicales, me orillé a América Latina, ese territorio más que geográfico,imaginario construyéndose y destruyéndose todos los días.
Y tu voz salía de las bocinas de mi viejo tocadiscos como un himno. Te amé desde ese primer día y la muerte no ha terminado con ese sentir de milonga. Tú me enseñaste lo que era una.
Te vi tres veces en mi vida en un escenario: con Eugenia León, la primera vez, en el zócalo del DF, cuando el gobierno democrático de la ciudad estaba devolviéndole las calles a las y los ciudadanos.
La segunda, un año después, con Charly en el mejor concierto en el que he estado en mi vida: un zócalo rebosante de gente, de esperanza, de rock, de lluvia, de hambre, de fin de siglo, cantando las canciones de la rabia juvenil, de la esperanza que me hace y desde ese sur amado y añorado de siempre.
La tercera fue en esta ciudad, hace ya unos siete años. Brutal escencial, otra plaza, otro siglo y tú con tu voz de mar, de tormenta, de vida llenando nuestros silencios.
Ya un año. Uff. Se te extraña, así que si un día quieres darte una vuelta por el mundo de nuevo, venga, nada nos dará más alegría.
Por siempre es mucho tiempo, pero tu voz retumbará en la entraña de muchas generaciones, sin duda, porque venía de un corazón honesto y transparente, de una boca que sólo sabía decir la verdad.

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