miércoles

30 años

Yo tenía apenas 3 años cuando Lennon murió a manos de Chapman.
Pero lo recuerdo, recuerdo el llanto de los adultos que me rodeaban, el impacto. El momento.
Cuando se cumplierón 10 años ya era un adolescente consciente de lo que ello implica. Y fui a los memoriales al Carolino, donde siempre había los sábados un pequeño tianguis de discos, casets y parafernalia rockera y los Doger se encargaron de desaparecer en nombre de la excelencia universitaria.
Cuando llegaron los 20 años, yo no creía en casi nada, pero estaba ahí su sombra asintiendo mis decisiones de vida: un joven activista que aún cree en la noviolencia.
Hoy tengo 33 años.
Lo que pienso y siento es que nuestra generación tuvo un mártir demasiado pronto. Un héroe, un santo laico casi casi abriendo los ojos.
Lennon es mi primer muerto.
Eso marcó mi vida, construyó en mí algo, una luz. Un compromiso. Una lucha.
Lennon, el último Lennon, camina aún hoy los pasos que caminó, su guerra la seguimos peleando, éstos a quienes arrulló su voz. Su canto.

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