viernes

Mensaje de año nuevo 2011




Año muerte
El ingenuo era yo, decía Joaquín Sabina al salir de los Pinos. Este año dos veces se me acusó de ingenuo, ante las cosas que habría que hacer en la lucha diaria. Está bien, eso quiere decir que le falta torcedura a mi colmillo, que hay mucho que aprender todavía.
         La ingenuidad de no quedarse en el pasmo, en la triste situación de espectador de un país convulso donde la necrocracia domina el paisaje.
Año muerte este 2010 que termina hoy. Año dolor. Año infamia. Año impunidad. Año cinismo.
         Tiempo, sin duda oscuro, oscurísimo y triste. Lo veo en los ojos de las personas que amo.
         Pero no quiero hablar mucho de ello.
         O sí, pero no así.
         Antes una pausa. Muertas, muertos míos.
Bety, Jyiri, Marisela, Carlos, José, Don Gabriel, Sandro, Luis Carlos, Hugo Alfredo, Marco Aurelio, Guillermo, Carlos, Tomás Eloy… Y un dormido: Gustavo.
         Demasiada gente buena, gente que hacía su trabajo, que caminaba del lado de la gente, que buscaba una nota, que construía…
         Copala, Juárez, 5 de Junio, Tamaulipas, migrantes centroamericanos, gobernantes cínicos, desengaños electorales, legislaciones misóginas…
         ¿Así son los principios de siglo? ¿Convulsos, cuestionadores de las estructuras, en crisis? Creo que el punto es, sin duda, no dejar a nuestras muertas y nuestros muertos en el olvido. Y rehacer nuestra historia con nuevos héroes y heroínas, no impuestos desde una tradición burocrática sino desde ese pequeño acto de dignidad que es construir la memoria colectiva desde abajo.
         Se acabó la década. Es nuestro tiempo. El de las ciudadanas y los ciudadanos. Que los que no han hecho más que simular y perpetuar se larguen, se larguen ya, se larguen todos y se larguen para siempre.

Año vida
Sería injusto, cascarrabias, espantosamente oscuro, ridículamente pesimista si no hablara de Santiago.
         Mi primer sobrino.
         Nació cruzado por el signo de la revolución el 18 de noviembre de este centenario.
         Nació para demostrarnos que la vida se abre paso, que hay razones profundas para no claudicar en la construcción del futuro. Santiago es el futuro que nadie quiere quebrantar, que tod@s queremos ver hacerse, crecer, decidir. Convertirse en ello que también somos en su familia, gente sencilla que trabaja, se indigna, se quiere y hace lo que le toca lo mejor que puede.
         Santiago no es mi esperanza. Mi esperanza soy yo: mi responsabilidad es darle a Santiago un mundo mejor que el que yo tengo. Infame es aquel que le dice a l@s niñ@s que las cosas eran mejor antes, les dice: no pensé en ustedes y me comí todo.
         Año vida: porque los ciclos son símbolos y esta década que acaba hoy debe serlo.
         Año indignación.
         Año acción.
         Año vida.
         Año dignidad.
         Y lo veo. Un hermoso hecho fue sumar gente a la plaza: no sólo el #contingentePUE, con toda su fúrica alegría y ganas; sino las chicas y los chicos que han trabajado este año en los temas de nuestros cuerpos y sus derechos.
         Y todas las expresiones de hartazgo e indignación que vienen de todas las orillas ideológicas: ciudadan@s de derechas, de izquierdas de ningún lado o ambidiestr@s organizándose en miles de temas, porque no hay un tema más importante que otro: todo está jodido, así que por donde se empiece, empezamos bien.
         Llegó Biko, el gato negro, necio, enigmático y brujo que se instaló con Fadi y Kisa. La familia crece, la vida surge aunque sus enemigos se empeñen en lo contrario.
         Gracias a tuiter he encontrado nuevas maneras de hacer lo que más me gusta: ser piedra en el zapato, ser risa loca ante los desconciertos del poder. Tener pequeños éxitos con l@s cibercompas y compartir las cosas sencillas de la vida extraña de este siglo que va caminando como una locomotora sin riel.
         La poesía llega y va, crece. Hablé un segundo con Ernesto Cardenal y supe más que nunca. El amor sigue y crece y se resignifica, se metamorfosea para nunca ser dolor, nunca ser tristeza, nunca ser otra cosa sino amor.
         Viajé y viajaré más. He dejado de lado todo lo que no sea activismo, lucha y trabajo por los derechos sexuales y reproductivos. Espero sobrevivir este año y demostrarme que puedo mantenerme de esto.
         Año 2011, venga. Como dice Jorge Drexler, ya está en el aire girando mi moneda.
         No hay luz al final del túnel, tú, tú y tú traen los cerillos y tú, tú y tú traen las velas. Así que, qué esperamos, la luz que acabe con esta tiniebla está en nuestras manos, en nuestros pies, en nuestros corazones.
          Tengo una espada de madera. Tengo una compañera. Tengo much@s más compañer@s. Tengo tres gatos y un sombrero rojo. Tengo una azotea desde donde veo los volcanes y tengo a la volcana y el volcán. Un blog, un fax y una libretita; tengo polvo en los zapatos y libros en la cabeza. Tengo al Boca, al Barça y a los Pumas. Tengo un mar de palabras por navegar; una casa, una cama y una ventana. Tengo ojos y manos y pies junto a mis ojos, manos y pies. Un altero de libros y películas para las noches. Tengo un campo de fuerza invisible, un general centenario, un pasamontañas y la rabia. Un caminito tangueado. Tengo humor, negro, simple, irónico. Muchos amores. Tengo París, Baires y Puebla, un barrio, ciertos poemas, muchas canciones, palabras listas para la lucha y
tengo una certeza: hay futuro.

Mi vida va en ello.

Brahim Z.


1 comentario:

  1. eres bálsamo, prestidigitador de sueños..
    siempre me muestras el camino..
    gracias, hermano.
    Un beso..

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