Me arde la existencia
Me
arde la existencia de mirar, es un ardor que viene de no se dónde y me
quema todo por dentro muy dentro; me arde levantarme cada mañana con el
noticiero de las seis y quedar pasmado de realidad mientras el verano
corre lluvioso por este hemisferio del mundo.
Se me agota de a
poquito la alegría, se me van las razones, tengo arrebatos y llantos a
oscuras y a ciegas porque la realidad me sobrepasa y la indignación me queda dos tallas chica para decir lo que siento.
A Jéssica se la llevó el diablo.
Un diablo con el rostro de policía ministerial indolente ante su
violación que pidió dos mil pesos para pisar el acelerador de la lenta
justicia y que algo ocurriera con su agresor.
Se la llevó el diablo
con cara de familia cómplice de su hijo violador que amenazó a la
familia de la chica con lo peor si no se arrepentían de pedir ni más ni
menos que lo justo.
Un diablo de 22 años se la llevó; un diablo
criado como machito que debe poseer y penetrar el cuerpo que le guste,
porque para eso tiene un arma entre las piernas.
A Jéssica la
hallaron muerta en el parque de su barrio, con el rostro roto de
pedradas, con el cuerpo roto por no callar, con la vida hecha pedacitos
en un país donde a nadie le importa una chica pobre de 14 años.
Cuando el diablo se llevó a Jéssica, nos llevó un poco a todos quienes no hacemos lo suficiente por evitarlo.
Me lamento. No basta. Me indigno, no basta.
A la justicia en esta tierra de salvajes hace muchos años que el diablo se la llevó.
¿De qué me sirves ahora, palabra?
http://www.eluniversaledomex.mx/ecatepec/nota30916.html
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