jueves

El desprecio





No permita la Virgen... 01


Aparecido originalmente en Periódico Central el 27 de julio de 2012


“Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo.”
Albert Camus



Cuando en 2010 me enteré que Randa Mirza venía a plasmar parte de su obra en la entrada lateral del Panteón municipal, me entusiasmé. Auspiciada por Arquetopia y el Insitituto Municipal de Arte y Cultura, la artista libanesa nos deleitaría a los vecinos del cementerio (vivo a escasas tres cuadras de ahí) con una obra, como su obra, provocadora e inusitada, en la que varios estudiantes de artes plásticas participaron, o sea, además fue un proyecto colectivo. 
Y así fue: “Muerte express” es un mural que refleja una danza macabra de cuerpos femeninos encapuchados al ritmo de un insonoro can-can. Un tren exprés que trae la muerte del título y la del país: una manifestación en contra de las muertes en este país. Y en su país, que es un poco nuestro, también.

¿Usted ha pasado por ahí de casualidad? es la entrada del lado de la 35 Poniente, de un lado hay unos grafitis francamente feos, pero del otro puede apreciar los restos de la obra que hace apenas dos años se inauguraba en el marco del festejo del día de muertos. 

Sí, los restos de la obra que Randa Mirza y los estudiantes de artes nos regalaron, no a Arquetopia o al ayuntamiento de Puebla, sino a nosotros, los habitantes de la ciudad. Sin embargo hay un responsable del deterioro: el gobierno municipal.

El arte es un alimento escaso en estos días de violencia y hartazgo. Encontrar obras en el paso cotidiano, nos devuelve al hermoso acto de la contemplación, a la reflexión: al pensamiento mismo. Nos convierte en mejores personas.

El gobierno municipal, o lo que queda de él, encabezado por Eduardo Rivera, ha despreciado la creación de la también fotógrafa libanesa, simple y sencillamente ignorándola, destinándola al paso del tiempo para que poco a poco sea borrada por el clima, la burocracia y el olvido. 

Cuando un gobierno apuesta a esto último, al olvido, tratándose de una obra de arte, apuesta a lo peor que alguien puede tener: el desprecio a la creación humana, el desprecio a lo mejor que como especie tenemos, en este caso, al trabajo colectivo.

Todo por borrar las huellas de un gobierno anterior y dejar un “sello” que se perderá los siguientes tres años, que se buscará imponer otro “sello” ad infinitum. Cuánta mezquindad. El mural del panteón municipal no pertenece a “una administración anterior”, le pertenece a la ciudad cuyos bienes este gobierno administra.

¿Qué le respondería hoy Eduardo Rivera a Randa Mirza y a quienes se sumaron a su mural, si ella le preguntara sobre la situación que guarda su “Muerte Express”? ¿Qué nos responde ahora a los poblanos que le hacemos la misma pregunta? 
Irónicamente, una obra pensada como una manifestación contra la violencia que vive nuestro país se convirtió en víctima de la violencia institucional que desde la ignorancia absoluta se ejerce contra ella y contra nosotros, en consecuencia.

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